miércoles, 15 de septiembre de 2010

Cuando se van terminando los condimentos...

Hace 6 meses que me mudé del nidito calentito llamado “casa de mi vieja”. No me hacen más la cama (salvo cuando mi vieja me visita y no puede aguantar su impulso acomodativo), la casa la tengo que limpiar yo (o @Pabola), tuve pensamientos del estilo “si me rapo, se reducirá el nivel de peluzas en la casa?”, ya abrí la heladera con hambre y no había más que un par de botellitas con agua y una mermelada vieja. Todo eso y un montón de cosas más implica vivir sola, teniendo en cuenta siempre lo positivo, sé que están esperando que diga “vivo con mi mejor amiga” si, obvio! Pero yo estoy hablando de las cosas no obvias, les cuento...

En mi casa NUNCA habían condimentos, a menos que un día especial tocaba milanga al horno y mi vieja compraba el sachet más chico de la mayonesa más barata porque “tiene más gustito a limón” (si, pero de gusto a mayonesa cómo anda?!). Me crié comiendo mayonesa, ketchup y mostaza en la casa de mis amigos que no sabían apreciar los tesoros que dormían en sus heladeras. La gente que siempre tuvo condimentos, supongo que la mayoría de los Uruguayos, no saben lo feliz que me hace abrir la heladera y saber que están ahí, esperandome el ketchup pronto para fusionarse con la mayonesa para hacer el mejor golf, con gustito a independencia, del mundo! Me tienen un amor incondicional, son mis ángeles de Chechu y siempre vienen con sus primitos, mostazas de diferentes variedades y salsas de todo tipo.
Ser independiente implica, también, hacer las compras para la casa, aka, comprar condimentos cuando se me terminan los anteriores. Como todos sabemos, SIEMPRE que uno va al super se olvida de traer algo, ese algo por lo general es la pasta de dientes, shampoo, huevos y lamentablemente, los condimentos. Por lo tanto, cuando veo que se me está por terminar uno, lo raciono más a la hora de consumirlo porque sé que me voy a olvidar de comprar nuevos y no quiero ser egoísta con mi yo del futuro, no sea cosa de que haga panchos y no tenga qué ponerles arriba! Esto mismo provoca odio instantáneo e irreversible con la persona que DESCONCIDERADAMENTE se puede llegar a terminar el último fondito de mostaza, justo cuando preparé puré, y con lo que me gusta ponerle mostaza y limón al puré! No me juzguen, estoy segura que el día que Narda Lepes coma milanesas con puré y accidentalmente le caiga limón y mostaza al puré, va a salir corriendo al Gourmet a grabar su nueva receta, vieja para mí.

Así es, en estos primeros meses de independencia estoy tratando de ponerme al tiro, luego de 24 años de carencias condimentativas. Así que si un día van por mi casa y se terminan uno de mis ángeles de Chechu no vuelvan a aparecerse a menos que sea con condimento en mano, gracias.

2 comentarios:

Barista Conflictuado dijo...

Muy bueno. Y me alegro que tu independencia tenga sabor a condimentos. Pero no te olvides de esos miles de niños que de pequeños sufrieron madres malas cocineras que usaban esos mismos condimentos para ocultar el mas gusto de sus platos. Que hoy cuando les hablan de milanesa solo recuerdan algo asqueroso con gusto a mayonesa.

Chechulina dijo...

Gracias :)
Sip, supe sufrir eso también, mis abuelos vivían a una cuadra de mi liceo e iba a almorzar todos los días. Abuelo con problemas del corazón + abuela preocupada por la salud de Abuelo = comida insípida con mucha mayonesa light arriba!

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