jueves, 4 de marzo de 2010

Dime dónde te sientas y te diré quién eres

No, no me gusta discriminar, digamos que "categorizo" a la gente según donde se sienta en el bus:
  • Adelante: Familias, viejas, embarazadas, discapacitados y gente que no sabe dónde bajarse y está hace 5 paradas parándose y sentándose para ver si puede identificar la referencia que le dieron para bajarse.
  • Medio: Trabajadores y "gente tonta", se sientan ahí por dos razones: están cansados y se quieren sentar, o, como dije anteriormente, la gente tonta que se olvida que se llena el bus y se les complica para bajarse.
  • Atrás: Niños que les gusta sentarse en los asientos "altos" (me incluyo) y jóvenes. En la última categoría se encuentran los planchas que les gusta atomizar a todo el bus con su "música" a todo volumen en el celular.
  • Parados: gente cool, la gente cool no se sienta, va parada, son muy cool para sentarse.
Nunca faltan:
  • Los que se zambullen en el primer asiento que queda libre, aparentemente detestan compartir asiento con gentuza que viaja en el bus (se olvidan que ellos tambén lo están haciendo).
  • El cachondito que se sienta al lado tuyo cuando todavía quedan asientos dobles vacíos, con tal de mirarte de más cerca.
  • El creepy que no se mueve de al lado por más de que se haya vaciado todo el bus.
  • El que pone la mochila para que no se le sienten al lado. Son del mismo tipo de los que se sientan del lado del pasillo para complicar la entrada al asiento de la ventana. Les gusta viajar solos y también les da asco la gente del transporte capitalino
  • El apoyador: estás sentada y sentís cierto peso en el hombro, sos una notoria víctima de un apoyador. Una variante es el que busca contacto trasero-trasero, parecidos a los toquetones...
  • El que comparte: una de las categorías más odiadas por mi persona, por algun motivo les gusta compartir sus gases, estoy segura que tienen un morbito especial, disfrutan con orgullo al ver las caras de la gente asqueada como resultado de su expulsión
  • El chivo loco, es necesario que aclare? Los desodorantes no salen tan caros, úselos!
Cusa, un viaje, una experiencia. Próximamente escribiré sobre los tacheros, otros grandes personajes de la fauna urbana.

3 comentarios:

gonchuki dijo...

"Los" que se zambullen en general son *LAS* que se zambullen, y si les metés pechera para joderles el lugar (sobre todo para hacer que alguien mas se siente) te tratan de poco caballero. Yo digo, es uno poco caballero o ella poco educada?

El creepy soy yo, me embola andarme cambiando de lugar, sobre todo si mi asiento ya está a la temperatura de mi cuerpo y cuando me cambio tengo que sentir el asiento "calentito" de otra persona. aghhhhh.

me siento del lado del pasillo porque me gusta mas, y si tengo que elegir entre 4 albañiles sudados, una vieja con pinta de charlatana, un asiento doble libre sobre el eje del omnibus o *la* minita que va escuchando musica, ya se sabe que voy a elegir. si ella no está de acuerdo, es ella que cae en la categoría de los que no les gusta viajar con otros ciudadanos al lado (ciudadanos??? me falta decir que pago mis impuestos).

trasero-trasero is always good, el bondi es un mundo aparte donde no existe la relacion directa con las personas. podés mirarte con alguien todo el viaje o tener contacto trasero-trasero (con notoriedad del consentimiento de ambas partes) pero nunca vas a intercambiar una palabra ni mucho menos preguntar un telefono.

Chechulina dijo...

Excelente comentario gonchuki, muy revelador!
Podría inducir que sos un poco caballero, creepy que le gusta el contacto trasero-trasero... ojo! ciudadano que paga sus impuestos too!!
Tengo que admitir que soy de las creepy también, pero por vaga y ni hablar del asiento calentado por otra persona, un asquito total.
Gracias por tu aporte :)

Unknown dijo...

Pero uno se acostumbra, digo, el asiento calentado por otro da asco pero ya que están ahí sentado y que el asiento de al lado está ocupado porque lo acabas de ceder al pasarte ahí otro está sintiendo el calor que le dejaste a ese asiento.
Creo que los humanos nos hemos acostumbrado a todo eso desde pequeño, que cuando se es adulto uno no le da un tiempo o significado relevante.

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