martes, 9 de marzo de 2010

Lo que es moda no da olor a pata

Es de púlico conocimiento que a las mujeres nos gusta estar a la moda, a algunas les gustan los vestiditos, a otras los buzos, jeans, carteras y accesorios en general. Personalmente desarrollé una pasión por los strapless accesorios y zapatos, especialmente si vienen con detalles en rojo. A las morochas nos va bien el rojo, punto.

Muchas veces nos encontramos frente al dilema de baja calidad pero "soooo cute", ejemplo: comprar remeritas que sabemos que a los dos lavados ya no van a existir más, pero valen la pena simplemente porque son divinas. Hace un tiempo me tuve que enfrentar, nuevamente, a este dilema. Había visto unas zapatillitas rojas di-vi-nas que iban perfectas con unas remeritas que tengo en casa; me las probé y no solo eran lindas sino que eran cómodas también! Me las tenía que llevar, aunque su bajo precio me indicaban una de dos: Se me desarmaban a las 3 cuadras de usarlas o el material era tan malo que se me iban a deshidratar los pies a los 5 minutos. Lamentablemente sucedió lo segundo, o parecido, me daban un olor a pata insoportable! Y yo soy de patitas muy limpitas eh! Pero no me importó, solo yo me lo tenía que fumar a la noche cuando me descalzaba, eso pensaba yo...

Un día, luciendo mi conjunto cartera de Superman roja (la pueden comprar aquí) + zapatillitas olorosas, me llamó el flaco con el que estaba saliendo: "pude cancelar la reunión de la noche por vos, venís a cenar después del trabajo?"
Mi mente: MIERRRRRRRRRRDAAAA!! no me da el tiempo de ir a casa a cambiarme, no me da el tiempo, y mis patas apestan!!!
Nota: No sólo le gustaba prepararme la cena, sino que siempre me daba masajes en los pies y ainda mais (Bapo, si estás leyendo, es mentiiiira, tu hermanita es una santita tal como pensás)
Decidí aceptar, después de todo había cancelado la reunión por mí. No me daba el tiempo para ir a casa y después a la suya, llegaba muy tarde, pero sí, él vivía cerca de un shopping. Plan pefecto: después del trabajo pasaba por el shopping compraba toallitas húmedas para bebés, me las pasaba por los piés en el baño y marchaba directo a su casa, BIEN rápido.
Llevé a cabo mi plan de forma perfecta, ni bien llegué a su casa me descalcé y puse las zapatillitas bien lejos de cualquier nariz, después de todo no podía culpar al perro, por dos razones: a los perros se los culpa por los flatos y no tenía perro.

Por suerte salió todo tal cual lo planeado, salvo mi sopechoso olor a bebé, pero nada grave. En definitiva: lo que es moda no da olor a pata, y si lo hace, no te olvides de llevar las toallitas húmedas en la cartera que hace juego con los zapatos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchisimas gracias bella por el link ya entras dentro del concursito si queres ;)

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